En los últimos años, ver a jóvenes bebiendo todos los fines de semana se ha convertido en algo usual en muchos pueblos y ciudades. Ver a algunos de ellos vomitar a las cinco de la mañana resulta un espectáculo bastante deplorable. Personalmente, nosotros no bebemos con asiduidad y no solemos salir a las borracheras generalizadas, pero como todos los jóvenes nos gusta salir a divertirnos los fines de semana. Quizás ver a niños y niñas de no más de doce años acabar una noche de viernes o sábado tirados en las esquinas es algo normal, pero a nosotros, no nos lo parece. Esto puede ser consecuencia de la poca atención que algunos padres muestran a sus hijos. Nos preocupa que cuando, en el futuro, estos jóvenes que dejan los estudios para irse de fiesta todos los días tengan que incorporarse al mundo, buscar trabajo e integrarse en la sociedad, no lo logren y arruinen su vida al no saber que hacer con ella. Con esto tampoco decimos que los jóvenes debamos quedarnos encerrados en nuestras casas como monjas de clausura, pues la falta de contacto social también puede causarnos problemas en el futuro. Creemos que lo óptimo es un término medio, salir, por supuesto, en fiestas o en fines de semana sin mucha densidad de trabajo debido a los estudios, y si se quiere, beber, pero moderadamente, sin llegar a las borracheras que frecuentan algunas personas en su juventud. A pesar de todo, es su decisión, cada uno debería elegir como disfrutar su tiempo libre, pero eso sí, conociendo las consecuencias de sus actos.
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